martes, 5 de octubre de 2010

silencio



Aún siendo consciente de que  el ruido distraía mi atención de lo esencial, he de reconocer que la mayoría de las veces  lo provocaba yo por miedo a sentir demasiado.
Con temor pero una gran determinación decidí que  el silencio comenzara a invadir mi mundo , un silencio sordo y ciego. En ese silencio comencé a oírlo todo, hasta el matiz más delicado y agradecí el silencio.
Todavía, en ocasiones contadas, temo lo que el silencio me provoca así que lo lleno de palabras , si no lo hiciera... me perdería, inevitablemente, en la verdad más absoluta. 


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