Parándose en seco tuvo la extraña sensación de ser agua estancada en un río dormido.Le asustó no volver a gozar de las aguas embravecidas, hasta que se paró a observar la vida que surgía en la lentitud.La calma le dejaba apreciar cada movimiento preparándole para la inminente crecida, que está vez, gracias a la calma vivida, sabría afrontar con más sabiduría.
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