Cuando plasmaba sus ideas en un papel tomando notas de lo que su imaginación creaba en ocasiones el camino se tornaba escalera, siendo cada peldaño un nuevo reto, él afrontaba cada escalón como un comienzo, cada escalón era un descubrimiento. A veces, inevitablemente, el temor a lo desconocido le hacia detenerse pero eso no le amedentraba, todo lo contrario, reforzaba la visión de su objetivo porque le daba la oportunidad en la pausa de disfrutar del camino recorrido.
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