viernes, 26 de noviembre de 2010

si te digo



Si ella le decía la verdad, él corría despavorido a refugiarse en la mentira; si él le decía la verdad, ella corría asustada a esconderse en las palabras más crueles. A veces, por no decir ni mentiras ni verdades, mantenían a su  alrededor el temido silencio. 

Ese silencio que lo ahoga todo a la vez que lo quema todo.

Él no siempre había confiado  en lo que le dictaba el corazón, por eso muchas veces equivocaba sus decisiones. 

El corazón, condicionado por lo que le rodea tiene miedo a dejarse oír, y la cabeza pierde  la confianza ciega que debería tener ante un pálpito.

Pero, esta vez, el corazón está equivocado, la cabeza le pide a gritos que escuche la enorme necesidad que tiene de clausura, hasta ahora no se había dado cuenta, por eso no podía quitarse el pasado de la cabeza, creyendo necesitar  ese momento de complicidad y amor.Ahora solo le ronda una idea ¿como conseguir la clausura que le permita avanzar?Este es el momento de llevarla acabo.

Como si se tratase de un ritual de antaño se despedirá de la sensación que le estrangula el alma y continuará con su maravillosa vida.

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