Le gustaba comparar el nacimiento de un río con el de una idea, los dos hechos sucedían porque sí, en un lugar y momento determinado por algo que se le escapaba. En su primera manifestación tanto el río como la idea solían surgir a raudales, sin control; los dos hechos buscaban el terreno más propicio para llenarse de sabiduría, a veces los dos se escondían a la vista pero seguían estando ahí. Los dos pasaban por momentos de calma dejándose acariciar por el sol y finalmente los dos se perdía en la inmensidad del mar enriqueciéndolo y dándole valor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario