En su docilidad habitaba su fuerza, capaz de embellecer la roca más dura con sus besos lentos de amante eterna, tan fuerte en apariencia, tan indestructible a veces y a la vez tan dependiente de la roca ¿Qué mejor que inundar de amor la frialdad de la roca? pero... ¿Quién la amaría a ella? Sin lugar a duda, salvándola de todo mal, a ella la amaría la sabiduría del sol.
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