Durante cinco segundos sintió la sensación de calma que provoca el que nada te importe, el no tener miedo a perder nada porque no tienes nada. Miró dentro de la taza y respiró profundamente el aroma de las hierbas fundidas en el agua. El calor subió por su rostro y sonrió. Su vida, a parte de su vida, estaba comenzando y cada vivencia daría color y sabor a su alma.
falta el antiguo sofá para que sentada mirando al horizonte alli entre edificios y jardines, la vivencia sea completa
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