Llenar de vida algo inerte y en desuso
comenzar a rodearlo con cariño y paciencia,
sin perder la ilusión,
teniendo clara la meta a alcanzar.
Da igual lo que escuches mientras avanzas,
nadie mejor que tú sabe de lo que eres capaz.
Aprender a escucharte a ti mismo,
creer en lo que te dicta tu ilusión,
te hará disfrutar del camino
y sin darte cuenta entenderás que el camino es,
en si mismo,
la meta a alcanzar.
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